El diamante mandarín es una especie muy adaptable que se reproducirá incluso en las condiciones más adversas. Es sin duda una muestra de avicultura perfecta. En la temperatura admite ambientes extremados, es muy resistente a la enfermedades y a parásitos, puede vivir con una comida mínima y aguas de calidades atroces; requiere un espacio mínimo y se relaciona bien con otros ejemplares de su especie, y encima intentará reproducirse en toas estas condiciones.
En la naturaleza, la época de lluvias provoca la temporada de reproducción. Los machos salvajes empezarán el cortejo apenas a las 48 horas de las primeras lluvias. Con los domésticos, casi siempre están listos para reproducirse, sea la época del año que sea. Aunque resulte curioso, es más difícil conseguir que dejen de criar, que empezar a que lo hagan, y la única manera en hemos descubierto para pararlos es retirar el nido. Aún así, no pararán de poner huevos, pero les quitamos un nido "formal" que defender y donde colocan y empollan los huevos.
Los diamantes anidarán en cualquier sitio - cosas en el que quepan ellos mismos. Los criadores han usado cajones con la mitad de la parte frontal abierta y también con entradas de agujero; además canastos tanto abiertos como cerrados, cajas de cartón de leche y latas. Cualquier cosa les servirá para criar. Aun así, es preferible usar el nido típico de madera o de plástico. Algunas jaulas llamadas de cría, tienen una puerta para un nido externo en el que la pareja reproductora entra. Para forrar el nido les podemos poner pelo de coco, pelo de cabra y pelo sucio, construyendo estos después nidos espectaculares. Podemos ofrecerles una variedad de otros materiales para que ellos mismos escojan a su gusto. Es interesante ponerles algunas plumas para evitar desplumes entre los individuos de la pareja. Les gusta mirar afuera del nido mientras incuban los huevos, por lo que no deben de ser demasiado hondos. Cuando acaben la nidada, debemos cambiar el nido, ya que normalmente ponen otra capa encima del que han usado y siguen criando, construyendo auténticas torres de nidos. La puesta normal suele ser de 4 o 5 huevos blancos pequeños puestos uno cada día. No es anormal nidadas de 3 huevos, o de más de 6.
La incubación comienza en serio generalmente después de que el tercer o cuarto huevo sea puesto. los dos comparten la incubación; mientras uno incuba el otro aprovecha para alimentarse y beber y luego se quedan uno o los dos en el nido por la noche. Los huevos empezarán a salir del cascarón después de 12 o 13 días, dependiendo de la intensidad de la pareja al incubar. Los pollitos salen del cascarón con una pelusa de color claro encima del cuerpo que es generalmente de piel oscura, aunque varían dependiendo del color o la mutación. Los jóvenes crecen rápidamente y están emplumados hacia los 16 días y empezarán a aventurarse a salir del nido alrededor de los 18 días de edad. Los machos pueden ser identificados por las plumas de cadera, que suelen ser más blancas normalmente que las hembras. Los pichones son alimentados adicionalmente al salir del nido entre 14 y 21 días, en los cuales el macho asume una gran parte de ese deber tal y como nos acercamos al final. Antes del destete, los padres habrán puesto en marcha otra nidada de huevos y estarán persiguiendo los jóvenes para que se emancipen. Esta persecución puede parecer despiadada a veces, pero los pichones rara vez son dañados seriamente. Si son independientes y los padres están siempre persiguiéndoles, deben ser apartados o serán posiblemente desplumados. Aún así es preferible retirar los huevos de la segunda puesta si vemos que los pichones no están listos para ser destetados. Además, es mejor dejar los padres descansar un poco entre las nidadas, ya que tan seguidas los pueden desgastar demasiado con nidadas tan repetitivas en un corto espacio de tiempo. Es conveniente no realizar más de 3 - 4 nidadas a una pareja de reproducción antes de darles un descanso. Son completamente capaces seguir teniendo nidadas continuas durante años, pero esta prontitud, trae como resultado polluelos inferiores a un promedio de tamaño, etc. y además tenemos a los adultos extenuados.
Aunque está demostrado que los diamantes mandarines pueden criar a edades más tempranas que la mayoría de los diamantes, y con niveles de proteína más bajos, es mejor proveer con un poco de proteína completa mientras siguen en la etapa de crecimiento. Esto nos proporciona una mejora notable en el tamaño y el vigor de los pichones que hemos criado. Hay complejos adaptados para las necesidades en esos momentos.
Con el tema de las verduras y frutas en la cría, hay que estar pendientes, porque normalmente las llevarán al nido y al marchitarte, normalmente se pudren y se enmohecen en el mismo nido, llegando a cubrir los huevos con ellas
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